
A ambas les precedía otro clásico de los cincuenta
Hay clásicos del cine que a menudo se nos olvidan que provienen de la literatura. En 1982, 'La cosa' de John Carpenter irrumpió en los cines adaptando '¿Quién anda ahí?', una novela corta de John W. Campbell de los años treinta. Aunque en aquel momento no lo sabían, estaban creando un futuro referente del terror.
Nada menos de una década antes, otra película se le había adelantado por la izquierda. Llamada 'Pánico en el Transiberiano', era una ambiciosa coproducción española-británica como pocas de la época. En la dirección estaba Eugenio Martín, un valioso cineasta (que perdimos hace dos años) cuya filmografía desafiaba los géneros. El espíritu británico lo sellaban sus estrellas, un Peter Cushing y Christopher Lee que encabezaban la investigación.
Transiberiano
Acorde al relato original, la película cuenta la historia de un hallazgo insólito, restos humanoides que se espera que sean un eslabón perdido en la evolución humana, solo para acabar desvelándose como un terrible monstruo. En este caso la cinta desafiaba los referentes, tanto el relato de Hammer como la adaptación de los cincuenta de Christian Nyby y Howard Hawks. Toda la acción ocurría en un tren en el que transportaban los restos hasta Europa, y el funcionamiento de la criatura también tenía sus particularidades propias.
A pesar de encontrar su propia identidad, el espíritu original se mantenía intacto. 'Pánico en el Transiberiano' seguía siendo una intriga llena de paranoia. Una suerte de Cluedo paranormal que se veía reforzado por su variopinto elenco, y donde la criatura iba ganando terreno de forma inexorable. Su terror tampoco se achantaba en introducir elementos de gore, y un diseño del monstruo que sabía guardarse astutamente.
Es curioso que la recepción de ambas fuera totalmente distinta. Carpenter afirma que la audiencia odió su versión y para él supuso un gran fracaso, además de un agujero en su carrera que lo dejó sin trabajar un tiempo. En España, sin embargo, la cinta de Martín supuso un gran éxito, con un reconocimiento en Sitges, una recaudación de 25 millones de las viejas pesetas, y le aseguró un próximo trabajo de terror con 'Una vela para el Diablo'.
El legado ha sido, tristemente, inversamente proporcional. Pese a sus duros comienzos, 'La cosa' acabó cayendo por su propio peso como una obra maestra del terror con efectos especiales adelantados a su tiempo. Con 'Pánico en el Transiberiano' sin embargo ha pasado lo mismo que con la mayoría del fantástico español, ha sido relegada a una infravalorada de nuestro cine, y desconocida para muchos.